La noche más hermosa

La noche de San Antón marca nuestra identidad, la de los jiennenses que con el frío de enero acuden a calentarse ante una lumbre.

En estos días gélidos se reproduce tímidamente el ritual de la marea multicolor que atraviesa Jaén de extremo a extremo a golpe de zapatilla. Porque en el calendario de los jiennenses se marca a fuego la fecha del 16 de enero con la “Noche de San Antón”, y aunque este año no podrá ser, algunos no dejan pasar la oportunidad de mínimamente sentir los días previos a San Antón preparándose como si fueran a correr.

Una noche que se traduce en tres vertientes para formar un triángulo mágico: la tradición, nuestro folklore y el atletismo.

Sostengo la teoría que en esta noche Jaén se muestra tal cual es. Jaén en esencia, situándose en las antípodas de esa forma de ser andaluz que la televisión nos muestra y desde fuera se conoce. Porque ser jiennense es otra cosa.

La noche de San Antón marca nuestra identidad, la de los jiennenses que con el frío de enero acuden a calentarse ante una lumbre. Sí, pero también a reencontrarse y convivir en cada uno de los barrios de Jaén en la inmensidad de una ciudad que bajo la cruz del Castillo de Santa Catalina, parece arder en llamas, como si fuera el fin de los días. Pero no es así.

            Esas lenguas de fuego que al cielo se elevan dan luz y  vida a Jaén y su gente. Y con ellas marcan de alguna manera el principio y fin de un año, porque en Jaén hacemos nuestro un refrán que sentencia “hasta San Antón, Pascuas son” haciendo que aquí tengamos la Navidad más larga del mundo.

Una fiesta que incluso cuenta con olores, sonidos y sabores propios: los niños comiendo rosetas al calor de una lumbre que se agiganta mientras se consumen los ramones de olivo, y de fondo guitarras, bandurrias y laúdes rescatan del olvido los melenchones de siempre para que perdure el espíritu jaenero a través de nuestra música. Aquella que nace de la raíz del inmenso mar de olivos que forma Jaén y se extiende por los recovecos de nuestras sierras. Aquella música que durante esta mágica noche chirris y pastiras bailan al corro en el corazón de los barrios del Jaén más antiguo, recordándonos que tenemos un folklore que debemos perpetuar.

Y previo al ritual del fuego y el reencuentro de los jiennenses en las lumbres, una carrera popular que ha crecido con el paso del tiempo hasta situarla en un referente absoluto del atletismo, con una ciudad volcada echándose a la calle para alumbrar con antorchas diez kilómetros de un recorrido en el que uno puede sentir intensamente Jaén bajo sus pies. Esa carrera con la que algunas generaciones de jiennenses hemos crecido viéndola pasar por la puerta de nuestra casa hasta acabar formando parte de ella desde mucho antes que existiera eso que ahora llaman running y no deja de ser correr.

Como tantas otras cosas que esta pandemia del Covid 19 nos está privando, Jaén tampoco vibrará este año por San Antón. Tendremos que esperar todo un año para de nuevo volver a vivir nuestra noche más hermosa.

José Luis Marín Weil
José Luis Marín Weil
Abogado. Crítico Taurino de EsRadio Andalucía. Veinte años dedicado a la información taurina tras pasar por COPE Jaén, Onda Jaén RTV y el Diario Viva Jaén entre otros medios. Director del portal JaénTaurino.com Autor del libro “Recorriendo el Campo Bravo de Jaén”. Tiene tres premios a nivel nacional en certámenes de literatura taurina juvenil. Distinguido por la revista Argentaria con el “Premio a la Difusión Cultural de la Tauromaquia” en la provincia de Jaén. Observando y narrando la actualidad con perspectiva jaenera.

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