Canal Sur necesita un desmantelamiento ideológico

CARTAS AL DIRECTOR

Estimados compañeros y compañeras. Soy una periodista -abnegada y orgullosa madre de dos hijos-, una cualquiera quizás con una inmensa suerte, la de trabajar media vida en Canal Sur. Aunque verla como está me cause profunda pena y rabia.

Mi nombre quizás sea lo de menos, y tampoco me ayudaría mucho tal y como están las cosas por aquí señalarme, aunque sí mi intención de gritar ¿hasta cuándo vamos a aguantar la manipulación política de un medio público? Antes eran unos, ahora otros…

Que el ente andaluz ha sido siempre una herramienta regada a espuertas con dinero público al servicio de los intereses del gobierno de turno, es algo que no escapa a nadie, y que con el cambio en la dirección de la RTVA en julio de 2019 se esperanzaba un horizonte que nunca llegó. Pensábamos que sería el momento del cambio a mejor, al periodismo objetivo, serio y constrastado. Pero no. Todo se quedaron en intenciones: Faltó decisión y valor.

No se realizaron los urgentes cambios porque falta una necesaria valentía de cambio, la intencionalidad real, alejada de complejos, para revertir la deriva ideológica de una redacción plagada de activistas de la izquierda con pocas ganas de ofrecer un servicio público plural, veraz o transparente. La derecha que siempre lo ha criticado, ahora se aprovecha también de nosotros y nosotras. A las órdenes, antes y ahora, de un socialcomunismo caduco, trasnochado y carente de ideas frescas. Nos arrinconan por querer una televisión para todos y todas. Una redacción en la que los periodistas íntegros, son apartados, acallados o directamente mandados a formatos de poco rango como yo he sufrido en no pocas ocasiones.

Los que llegaron -durante años críticos con la RTVA- quisieron actuar tan de perfil, que en apenas ocho meses ya tenían sobre la mesa la primera huelga sindical. La tibieza se paga. Lo veíamos venir. El PP y C’s no son capaces de cambiar nada.

El Gobierno de Susana Díaz acusa a Pablo Iglesias de «faltar al respeto a  los andaluces»
Juan Carlos Blanco, exportavoz de gobierno con Susana Díaz y actualmente en la nómina de tertulianos de Canal Sur.

Desde entonces, en sus comunicados internos los sindicatos de trabajadores nos hablan de ‘lucha o resistencia’. ¿Lucha y resistencia?¿Contra quién?¿Es que Canal Sur es un espacio sesgado de libertad y por eso hay que resistir?¿Por qué continuamente dicen ‘volveremos’?¿Quienes son los que tienen que volver?¿Los socialistas?¿Los demás no tenemos derecho a informar?¿No tenemos derecho a trabajar en una televisión pública?¿Recuperar la nuestra?¿Qué significa ‘la Nuestra’?¿La de la izquierda? Pues qué quieren que les diga, que la mantenga el PSOE.

Ahora han puesto al mando de los informativos a una íntima amiga de Susana Díaz, ¿se imaginan la capacidad de crítica? Pues eso: nula. Y el director general callado. Y los sindicatos vigilantes y amenazantes porque saben y recuerdan constantemente donde está el botoncito del ‘pantallas a negro’

Miren, yo aprobé mis oposiciones, pero no es la tónica general, muchos apellidos coinciden, largas sagas de familias Chaves, Mingorances o Díaz, muchos ni siquiera hicieron un examen de oposición: entraron a dedo por los sindicatos o son sindicato y se nutren y aprovechan de ellos para hacer y deshacer en falso nombre de todos y todas. Otros ‘enchufados’ presentan programas y obtuvieron en sus calificaciones 0,0, No Admitido, pero están. Y esto es un insulto diario a quienes pasamos muchas horas estudiando para aprobar nuestras oposiciones. Pónganse en mi caso. Añadan a que siendo mujer y hace treinta años no fue nada sencillo. No es justo.

El derecho a la información es inamovible e incuestionable. La RTVA cuesta 140 millones de euros de los impuestos andaluces cada año y debe ser un instrumento al servicio de los andaluces, de todos y todas. Y nadie, menos aún asalariado con nómina pública, puede apropiarse de un espacio de libertad periodística que debería ceñirse a ser servicio público ejemplar, y no el ‘guerracivilismo’ en que se ha convertido su redacción de informativos, con una directora cuestionada desde dentro y desde fuera, e incapaz de poner orden y pluralidad en sus espacios, un ex director (ahora colocado a dedo por el PSOE en el Consejo Audiovisual de Andalucía como premio a su fidelidad) que aún levanta el teléfono para indicarnos a redactores/as qué noticias debemos o no contar, y un director general plegado al socialcomunismo, decididamente sobrepasado por todo y a las órdenes de los sindicatos más radicalizados.

Sumen a esto que los sindicatos de periodistas de Andalucía, olvidaron hace mucho el principal sentido de su trabajo: objetividad y pluralismo, y apoyo al gremio, a todo el gremio. Se vendieron a su interés partidista, y solo abren fuego rasgándose las vestiduras cuando existe un mínimo atisbo de roce a la izquierda o sus intereses ideológicos. Nos han olvidado al resto aunque paguemos religiosamente sus cuotas. No se bien para qué. No representan periodismo. Eso no es periodismo.

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Sirvan como ejemplo del dislate que se vive en la burbuja laboral de Canal Sur (muy alejada de la realidad del sector en la calle), la realización de dos huelgas en menos de dos años, algo histórico que ha logrado temporalmente templar la dirección a cambio de prebendas. ¿Cómo si no permanecen desde entonces callados?¿Qué les ha prometido que se frotan tanto las manos?

Los espacios de tertulias, suponen un manifiesto y diario autobombo a las políticas del PP y C’s, y de ataque a los grupos de la oposición ‘con identidad propia’ (como se vende en la web oficial). Bendodo, Moreno y Marín salen cada día en Canal Sur. La excusa puede ser variopinta, pero salen.

Mesa de Análisis, otro formato comprado a las productoras (afines) que podríamos hacer nosotros con producción propia. La máquina ideológica socialista de Chaves, Griñán y Díaz sigue en funcionamiento. Las mismas productoras, las mismas cuantías y la misma manía de manipularlo todo. Y no tienen complejos en admitirlo quienes se adjudican las vocalías y liderazgos en las redacciones. Están convencidos de que el PSOE volverá al poder de la Junta pronto y que ‘entonces os vais a enterar de lo que es bueno’ -he llegado a escuchar en no pocas ocasiones por los pasillos de San Juan-. Al punto de que hay compañeras redactoras de baja por depresión, bloqueadas por las continuas presiones de quienes se gustan llamar ‘compañeros’.

¿Imaginan el escándalo que supondría que un tertuliano habitual de Canal sur fuese el portavoz del gobierno del PP José Antonio Nieto? Pues el PSOE lo tiene bien colocado y sin complejos: Juan Carlos Blanco. Otro detalle del sesgo que se mantiene con descaro y en gasto corriente (que oscilan entre los 85 y los 120 euros brutos en función del tiempo o dedicación de la colaboración).

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¿Por qué en las tertulias se insulta a Vox sistemáticamente y la formación – llave de gobierno- no tiene voces acreditadas para su derecho a la defensa o a la réplica?

La falta de respeto a un derecho recogido en la Constitución y respaldado por cientos de miles de votantes en urnas, supone un nuevo agravio comparativo más por el que los espacios de Canal Sur siguen privados de libertad periodística.

Llegan las denuncias de falta de imparcialidad desde el Consejo de Administración de CanalSur, desde el Consejo Audiovisual de Andalucía, desde la comisión parlamentaria de la RTVA, pero no cala, no llegan por más se que grite: el muro está demasiado bien levantado y no llega a la sociedad, aunque los resultados de audiencia lo dicen todo. Canal Sur cada día interesa menos. Y nuestro trabajo cada día tiene menos sentido. Y es una pena. Y escribiendo esto me tengo hasta que secar las lágrimas porque esta empresa ha sido mi vida y mi ilusión. Lo siento cuando cruzo sus largos pasillos: ‘Lo que éramos, lo podríamos llegar a ser y en lo que nos han convertido’ (me lamento cada día decenas de veces).

Sigue faltando neutralidad e imparcialidad. Efectivamente y como defiende Vox, Canal Sur merece y necesita un desmantelamiento, pero ideológico, o acabará desapareciendo por si misma y quienes trabajamos en ella, parados y lo que es peor, con la pena y la vergüenza de haber pertenecido callados a un medio que pasó a la historia por ser el de Juan y Medio, TelePsoe o TeleBendodo.

Les agradezco su espacio y la publicación si lo tienen a bien de mi reflexión.

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