Karina Sainz Borgo: “Las novelas y los libros reproducen las claves del tiempo en el que vivimos”

Desde la publicación de su primera novela ´La hija de la española´ en 2019, el nombre de Karina Sainz Borgo no ha dejado de sonar en el mundo de las letras. La escritora y periodista se ha convertido en un referente dentro de la literatura en castellano, por su estilo de narrativa tan envolvente que logra atrapar al lector desde la primera página. En 2021 regresa con su segunda novela ´El tercer país´, una historia de supervivencia, leyenda y compasión.

Karina Sainz Borgo (Caracas, 1982) es de verbo extenso y seguro. Hablar con ella es adentrarse en un mar lleno de personajes, referencias de libros y anécdotas de todo tipo. Programamos nuestro encuentro, esta vez de forma virtual, para hablar de su reciente novela ´El tercer país´. A pesar de su atiborrada agenda, algo normal para quien es periodista de la sección de cultura en el diario ABC, atiende de forma puntual una llamada vía Zoom y con tan solo un clic la distancia entre Madrid –ciudad donde vive y trabaja la escritora- y Granada desaparece, gracias a los artilugios de la tecnología.

-¿Cómo te ha ido con Angustia Romero y Visitación Salazar, los personajes principales de ´El tercer país´ tu más reciente novela?

-´El tercer país´ siendo una novela mucho más dura, más áspera que ´La hija de la española´ (su primera novela) y metiéndose en el arquetipo de Antígona, creo que ha conseguido muy buena respuesta entre los lectores. Yo creo que tanto para los ejemplares que se han vendido, que bueno eso solo es un dato porque lo que importa son los lectores, es una novela que ha logrado conmover que era lo que yo deseaba.

-¿Conmover?

Si, conmover. Es una novela de mucha crueldad, mucha violencia. Todo ocurre en una frontera, donde una mujer intenta enterrar dignamente a sus dos hijos, que han muerto en la travesía que ella completaba a pie para poder escapar. Para mi es una novela sobre la compasión, sobre la huida. Angustia Romero, es la que encarna realmente a la persona que huye. La madre que tiene que huir, a la que no le queda nada, ni siquiera un lugar al que volver para enterrar a sus dos hijos muertos. Y Visitación Salazar, es el personaje arquetípico de Sófocles, es como Antígona. Es una persona capaz de desobedecer la ley para dar sepultura a quienes no tienen ni siquiera una lápida. En la novela deliberadamente hay un homenaje, el mejor homenaje que yo he podido construir a Juan Rulfo y a Pedro Páramo. Si hay alguien que abordó como muy pocos escritores del siglo XX el tema de la frontera entre los vivos y los muertos, la realidad y la fantasía, ese fue Rulfo. Por eso hay tantos guiños a Comala en este pueblo que se llama Mezquite, que es un pueblo fronterizo entre la Sierra Occidental y la Sierra Oriental.

-´La hija de la española´ –que llegó alcanzar las 28 lenguas- fue publicada en 2019 ¿Cuándo escribes ´El tercer país´? Bueno no en vano dices que siempre estás escribiendo. ¿Eso es cierto, escribes todo el tiempo?

-Si, eso si es cierto. El tercer país lo hice durante la promoción de ‘La hija de la española’, en un mundo pre pandemia…

-Pero ni de cerca sospechábamos lo que iba a venir

-No, no lo sospechábamos, de hecho eso es lo curioso. ´El tercer país´ comienza con una peste. Bueno también es verdad que las novelas y los libros reproducen las claves del tiempo en el que vivimos. Siempre solemos atribuir a determinados autores una capacidad anticipatoria, que no es tanto anticipación, sino como esa sensación de fin de siglo que tenemos todos y yo creo que ´El tercer país´ tiene mucho de eso. Una sensación de novela del fin, del crepúsculo, de lo que ya no vamos a tener más. Esa sensación de trasiego, de expulsión y bueno realmente es una novela de fronteras. Yo me moví muchísimo en ese año (en 2019 durante la promoción de ´La hija de la española´).

-Entonces ¿viajabas y escribías ´El tercer país´?

-Si, viajaba y escribía al mismo tiempo. Bueno, a ver, el grueso ya estaba hecho. El grueso de la experiencia ya estaba asimilada. Ya había venido trabajando todo el tema de Antígona, de los lugares ficticios y podríamos decir que llegué a la promoción de ´La hija de la española´ con ´El tercer país´ dentro, pero claro mi primera novela fue un proceso de muchos vértigos, de entrar y salir, de no pisar casa en tres semanas y esa sensación de aislamiento, y al mismo tiempo de estar en perpetuo transito, como que me puso en circunstancias para escribir la novela y sin duda la pandemia favoreció el cierre.

-Me llama la atención que en ´La hija de la española´ el personaje principal fue Adelaida Falcón, ahora en ´El tercer país´ son Visitación Salazar y Angustia Romero; en tu próxima novela –sé que estás escribiendo otra- ¿habrá esa presencia de personajes femeninos o ya querrás mezclar un poco mas? ¿O simplemente esto no obedece a ningún patrón, es como va llegando?

-Si obedece a unas obsesiones, que muchas veces yo no elijo pero se me presentan. Es decir, Adelaida (La hija de la española) era un personaje deliberado. La elección del universo de Adelaida tenía una serie de elementos fundamentales porque ella está en un mundo de supervivencia. Una hija sin hijos a mi me parecía interesante cómo podía llegar a comportarse. En el caso de Angustia Romero y Visitación Salazar es que se me impusieron las dos. ¡Vi tantas Visitación y tantas Angustias! Y también es verdad que mi sensibilidad está predispuesta y no por un tema de feminismo, sino que soy muy sensible a la figura matriarcal, a las mujeres que resisten, pero también, no te lo voy a negar, en la siguiente historia, si es, sería como el aquelarre entero de mujeres.

-¿En algún momento te ves escribiendo algo que no sea novela?

-Yo hago mucho crónicas y reportajes, pero tiene que ver con mi trabajo, con lo que hago día a día, pero últimamente me llama mucho el teatro, la dramaturgia, el guion. Más de lo que yo pensaba.

-¿Sientes que el reconocimiento o el éxito en una obra anterior puede condicionar la creación de la siguiente, o por el contrario se convierte en un aliciente?

-Para mi seria mentir si yo te dijera que no es inmune a lo que la rodea o a los lectores, porque también hay gente que ha creído en ese libro tuyo y quiere ver la respuesta. Cuando un editor hace una apuesta pues le apetece que ese libro vaya a tener varias ediciones y es a eso a lo que se teme. Yo creo que la duda es saludable en un escritor, pero no una duda enfocada en ´no soy bueno, no soy bueno´. No creo que sea una cuestión de ese tipo. Es: qué quiero contar, cómo lo quiero contar, tengo derecho a contarlo, necesito aprender a contarlo de otra manera.

-¿Al escribir no piensas en nada mas, en las críticas, en lo que viene? ¿Apagas todo eso?

-Por supuesto que lo pienso. No es tanto que lo apague, esta ahí y tengo que lidiar con eso, trabajar con eso y aprender de eso también.

-Tu tienes una frase que sueles usar mucho: las hojas de parras morales”, como para explicar esas pinceladas que hay que dar algunas veces para evitar susceptibilidades. Le pregunto no a la Karina escritora, sino a la Karina periodista ¿Has tenido que ponerle alguna hoja de parra moral a tu trabajo, a un escrito? ¿Alguna vez te han dicho ¡Karina esto no!?

– (Risas) No es que me lo hayan dicho. En cultura no es tan complicado. Hay momentos en los que tu quieres hacer una descripción sin faltar el respeto del personaje. Vamos a poner un ejemplo, que es frívolo quizás, Jonas Kaufmann, un gran tenor de opera que cada vez que viene desaparecen las entradas. Kaufmann estuvo en el Teatro Real y yo fui a cubrir su encuentro con periodistas. Me pareció una persona evidentemente ególatra de mucho cuidado, pero que ponía sumo interés en no parecer ególatra sino buena gente y humilde. Entonces yo empiezo la entrevista diciendo que ´es el encantado de conocerse mas humilde que alguien haya visto jamás´. Yo creo que un periodista también tiene que estar ahí para contarle al lector cosas que a mi me gustaría ver.

-Como el detrás de cámaras ¿no?

-Exacto, me gustan los detalles, porque ese es nuestro papel. Leira Guerrero suele decirlo mucho, que cuando un periodista tiene poca experiencia o poca imaginación siempre la gente mira a la ventana en una entrevista ¡y es verdad! Es como ¡cuéntame otra cosa! Entonces a mi me gusta mucho hacer eso e intento hacerlo con cuidado para no ser zafia. Y con el ´esto se escribe´ y ´esto no´ la verdad es que la única vez que he tenido ese problema, quizás era cuando estaba más joven, inexperta y torpe en defender lo que quería hacer, pero sinceramente creo que es una cuestión de cómo hacerlo y cómo empaquetarlo sin poner a nadie al pie de los caballos.

Por Betty Hernández.

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