¡El fin de los tiempos!

¿Qué estabas haciendo el lunes 04 de octubre de 2021 cuándo WhatsApp, Facebook e Instagram dejaron de funcionar? Al parecer, la caída de estas redes sociales por más de 6 horas, dejaron una huella –y un trauma también- en la memoria colectiva de la humanidad, muy parecido a un acontecimiento natural catastrófico o un atentado terrorista.

Pánico, miedo, angustia, malestar generalizado. Era lo que muchos usuarios, adictos y trabajadores en estos canales digitales escribían en Twitter, la única red que soportó estoica el ´apagón digital´ de sus colegas; amén que las seis horas de oscuridad favorecieron al pajarito azul para que las personas se deshicieran en halagos entre trino y trino –o tuit y tuit- olvidando el voto de censura que suelen imponer a quienes se salgan del rebaño, es decir a quienes publiquen mensajes que cuestionen a ´la mayoría´ o sean anti progres.

Es curioso. Lo que millones de personas sintieron aquel fatídico lunes de octubre –la desaparición de los canales de comunicación en los que suelen escribir sus opiniones y conocer lo que ocurre en el mundo- es lo que suelen vivir a diario los cubanos y venezolanos. En esas tierras caribeñas, es muy común que la dictadura limite el acceso a internet, a páginas de medios de comunicación e inclusive a las redes sociales. Ni hablar de la prensa libre: canales de televisión, emisoras de radio o prensa escrita. Esto es una verdadera utopía. Los tiranos Nicolás Maduro y Miguel Díaz-Canel controlan el monopolio de la información, por lo que deciden qué sí y qué no pueden ver los pueblos sometidos al yugo de la dictadora. La libertad no existe, ni en el mundo digital ni en el mundo real.

Pero volviendo a las redes sociales, la caída de las tres más conocidas y cuyo dueño es Mark Zuckerberg no fue lo único noticioso la primera semana de octubre. Mientras los perfiles de millones de usuarios en todo el mundo enmudecieron, una ex trabajadora de Facebook, Frances Haugen, filtró a la prensa comprometedores informes de Facebook, en los que alertaban que Instagram no era beneficioso para los jóvenes, siendo particularmente dañino para las adolescentes, con mayor tendencia a la depresión y a la aparición de pensamientos suicidas.

Haugen también habló en el Senado de los Estados Unidos advirtiendo que “los productos de Facebook dañan a los niños, avivan la división y debilitan nuestra democracia, y anteponen las ganancias a la responsabilidad moral”.

Pareciera pues, que Facebook e Instagram son una especie de cebolla gigante, que a medida que vamos retirando sus capas, conseguimos más y más ´escondites´ en los que pretenden meter a millones de personas. No basta con el manejo de algoritmos que filtran qué si y qué no puedes ver (¿recuerdan a los dictadores?) sino que también son los responsables de nuevos perjuicios para la salud de los usuarios, especialmente para los adolescente, sin que la compañía ponga coto a contenidos y comportamientos con terribles repercusiones entre los seguidores. “Facebookprioriza el beneficio a la seguridadde sus usuarios, pese al gran coste personal que ello pueda suponer” afirmó Frances Haugen y la verdad no me parece nada descabellado. En un mundo digital donde representamos números para los gigantes de la tecnología, importa muy poco que la salud mental se apague de forma definitiva.

Betty Hernández.

Betty Hernández
Betty Hernández
Periodista, locutora y migrante. Experta en escritura digital, periodismo institucional, radio y redes sociales. Es venezolana, de padre canario y madre portuguesa, vive en Granada desde 2019.

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