El proyecto ‘SmartFood’, impulsado por la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, se posiciona a la vanguardia tecnológica en el sector primario con el lanzamiento del primer nanosatélite con fines de observación terrestre de Andalucía. “El proyecto tiene como objetivo cuantificar el impacto de las actividades agrícola, ganadera y pesquera en la biodiversidad, en un contexto de lucha contra el cambio climático”, según ha explicado la consejera Carmen Crespo.
Este hito complementará la captura de información llevada a cabo a través de un despliegue de sensores próximos y remotos, así como el uso de imágenes provenientes de otros satélites ya en órbita. “El objetivo es conseguir una integración de datos a distintas alturas y escalas, con los que poder generar herramientas para el seguimiento y cuantificación de los servicios ecosistémicos asociados a los sectores agrícola, silvícola, ganadero y pesquero de la región”, ha añadido.
Esta iniciativa, pionera en la región y dirigida por la Agencia de Gestión Agraria y Pesquera de Andalucía (Agapa), con el asesoramiento técnico de un equipo científico multidisciplinar de la Universidad de Córdoba (UCO) y la colaboración del Consorcio Europeo de Investigación, ‘LifeWatch ERIC’, cuenta con un presupuesto de casi un millón de euros, financiado al 80% por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder), a través del Programa Operativo Plurirregional de España 2014-2020.
En licitación.
El periodo de licitación del diseño, fabricación, suministro y puesta en órbita de un nanosatélite, dando luz verde a la que será la actuación más ambiciosa del proyecto ‘Smartfood’, se ha iniciado ya por parte de Agapa. El plazo de presentación de ofertas se extiende hasta el 29 de marzo.
Los nanosatélites, también conocidos como ‘cubesats’, ofrecen la posibilidad de complementar, con objetivos y misiones más concretas, la información ofrecida por los satélites tradicionales, como es el caso de la constelación Sentinel. Además, el diseño más liviano de este tipo de satélites a ‘pequeña escala’, representa una ventaja operativa y económica, gracias a la reducción de los tiempos y coste de la misión. Estos nanosatélites pueden proporcionar datos de alta resolución espacial (por debajo, en algunos casos, de los 10m) y temporal (con frecuencias incluso diarias en la toma de datos), gracias a la órbita baja en la que operan, de en torno a 500 kilómetros.
El lanzamiento, previsto para 2023.
En concreto, este nanosatélite que será puesto en órbita dentro del marco del proyecto ‘SmartFood’, con fines de observación terrestre, integrará una cámara de alta resolución, así como los correspondientes equipos de alimentación y sistema de comunicaciones necesarios para la trasmisión de datos a la estación de control en tierra, estando previsto su lanzamiento para el próximo año.
Las principales acciones de esta fase de trabajo contemplan: el despliegue de una red de sensores en tierra para la monitorización de variables relativas a clima, suelo, agua y planta; la captura de imágenes aéreas a través de drones y globos sonda, así como la captura de imágenes espaciales, con un enfoque integral de datos con distinta escala espacio-temporal para la monitorización de los sistemas agroganaderos.
Asimismo, este proyecto tiene como objetivo establecer protocolos estandarizados para el seguimiento, cuantificación y evaluación de la biodiversidad mediante la integración de datos en abierto. Para ello, el objetivo final es ofrecer herramientas y entornos de trabajo colaborativos para la comunidad investigadora, poniendo así mismo la información y aplicaciones desarrolladas a disposición de los distintos usuarios finales que participan en el sector primario.
Además, dado el carácter internacional que tiene el proyecto ‘Smartfood’, éste pondrá a disposición de la comunidad ‘LifeWatch ERIC’, socio prioritario del proyecto, todo el ecosistema de datos y aplicaciones generadas, facilitando así la consolidación y el análisis colaborativo en relación con el seguimiento y control del impacto de la agricultura y la pesca en la biodiversidad, así como la medición de los efectos del cambio climático en la sostenibilidad y rentabilidad de las explotaciones agrícolas y pesqueras.