Jesús Caicedo y sus aciertos y errores, mi cariño y esa manía de mentir acerca de lo que cada uno dice

Jesús Caicedo y sus aciertos y errores, mi cariño y esa manía de mentir acerca de lo que cada uno dice, por Víctor J. Hernández Bru.

Aunque él esté molesto, enfadadillo conmigo, lo más importante de este artículo es que yo quiero a Jesús Caicedo. Jesús es amigo desde hace muchos años, un tipo bondadoso y a la par valiente, lo cual lo convierte, para alguien como yo, en un referente. Siendo así, me molesta que sufra y me molesta que no se sea justo con él.

Espero que pronto Jesús entienda que mi trabajo me obliga a ser justo con la información y a tratarla con el respeto que ella y sus consumidores merecen, aunque ello, y en esto nunca he tratado de engañar a nadie, no me convierta en un ser objetivo, ni siquiera imparcial; y que, por tanto, yo siga sin ser capaz de no dejarme influir por mis afectos, entre los que se encuentra Jesús.

El pasado sábado, un buen amigo me llamó para decirme que, según le habían contado, yo había dicho en la radio que Jesús llamó a Carlos Herrera para pedirle que saliera en su defensa en la radio, en la Cope. Aunque lleve en esto ya más que ‘el hilo negro’, me sigue llamando la atención la facilidad con la que mucha gente tergiversa, manipula o, dicho más claramente, miente a la hora de exponer lo que decimos unos y otros. Me llama la atención más en este caso de la radio, de esRadio, cuyo 100% de programación está colgado en www.esradioalmeria.com, para que cualquiera salga de dudas y se lleve la impresión exacta de lo que cada uno decimos.

No fue así, obviamente. No dije eso, ni mucho menos, entre otras cosas porque no tengo ni idea de quién llamó a Herrera para contarle lo sucedido con su amigo Jesús y porque, además, me importa un pepino: no lo considero relevante. Yo el viernes me limité a contar que Herrera había salido en defensa de su amigo y que no había sido en absoluto exacto con la situación el Puerto y del proyecto Puerto-Ciudad bajo la gestión de Caicedo.

Para mí, dicha gestión no ha sido buena en términos generales. Y, además, no lo ha sido porque de mi amigo Jesús yo espero mucho más, porque lo he visto trabajar, porque he trabajado a su lado y sé que es capaz de más. Esto que digo ahora es opinable, pero lo que no lo es, es que, en cuatro años el proyecto Puerto-Ciudad no ha arrancado, no se ha hecho ni una obra, una infame valla sigue dividiendo la ciudad y lo más cerca que hemos estado de su primer término, el de ‘proyecto’, fue un lamentable montaje de imagen en el que sólo se preveía actuar, en primer término, sobre el Muelle de Levante y los terrenos del Club de Mar, que es justo donde no está el problema de la ciudad de su puerto.

Pero todo esto lo podemos discutir, y espero que lo hagamos, Jesús y yo. De lo que no me cabe duda es de que Jesús ha trabajado y de que el adiós de Jesús se debe al trípode de razones que el otro día exponía: el cobro de la pieza que había sido nombrada por el defenestrado Teodoro García Egea, la condición de verso suelto de Caicedo, al margen de consignas del partido, y el afán del ya ex presidente por pisar algunos callos, como el del propio Club de Mar, que son sensibles en la ciudad y sobre los que a Jesús le ha faltado información. Nada que ver, por tanto, con su gestión. Así es la política.

Insisto, espero poder discutir pronto con mi amigo Jesús sobre éstas y otras cuestiones de la vida, a la sombra de una buena barrica. Un abrazo, Jesús; y recuerda que, aunque tú ahora lo dudes, te quiero.

Víctor Hernández
esRadio Almería

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