La Orquesta de la UJA ofrece este viernes un concierto con influencias estadounidenses

La Orquesta de la Universidad de Jaén (UJA), bajo la dirección de Daniel García Caro, ofrece este viernes, a partir de las 20,30 horas, un concierto de dos conocidas piezas relacionadas con estadounidenses. El concierto tendrá lugar en el Aula Magna del Campus de Las Lagunillas.

La primera de las piezas será ‘Rhapsody in Blue’ (1924), compuesta por George Gershwin para piano y banda de jazz. La segunda de las obras que interpretará la Orquesta de la Universidad de Jaén es la ‘Sinfonía nº 9’ o ‘Sinfonía del Nuevo Mundo (Mi menor, opus 95)’ del checo Antonín Dvorák.

‘Rhapsody in Blue’ es una obra emblemática, especialmente en los Estados Unidos. Esta pieza, que Gershwin compuso en tan solo tres semanas, supuso el encumbramiento definitivo del jazz, e influyó en compositores y compositoras europeos y estadounidenses, que comenzaron a utilizar en sus obras melodías y patrones rítmicos de este género musical. Músicos de la talla de Duke Ellington, Leonard Bernstein o Larry Adler partieron de esta obra, o realizaron arreglos de ella, para crear sus identidades musicales.

Además del blues y del jazz, en ‘Rhapsody in Blue’ también hay referencias a los espirituales negros, con lo que se aúnan diferentes elementos sonoros autóctonos de Norteamérica. Debido a estas influencias, el estreno de ‘Rhapsody in Blue’ supuso un momento clave en la creación de la música sinfónica en los Estados Unidos.

La versión que se escuchará en el concierto del día 10 de febrero será la orquestada, realizada por Ferde Grofé en 1946 para piano y orquesta sinfónica. La parte correspondiente al piano será interpretada por Germán Prieto, pianista con una dilatada trayectoria nacional e internacional, fundador y director del Centro de Alto Rendimiento Musical Saem-Stage (Dúrcal, Granada).

La segunda de las obras, la Sinfonía nº 9 o ‘Sinfonía del Nuevo Mundo (Mi menor, opus 95)’, es del Antonín Dvorák. El hecho de que sus sinfonías fueran numeradas atendiendo al orden de publicación y no al de composición, como suele ser habitual, fue la razón por la que hasta la edición crítica de la obra de Dvorák, realizada en la década de los 50, la Sinfonía del Nuevo Mundo fue catalogada como la número 8.

Esta pieza, compuesta en 1893 desde el Nuevo Mundo, fue creada durante la estancia del compositor en los Estados Unidos. En ella se pueden encontrar temas originales que incorporan las peculiaridades de la música indígena, que es desarrollada con todos los recursos del ritmo, el contrapunto y el color orquestal de esta época.

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