¡Al diablo con la autoayuda!

La semana pasada entré a una de esas tiendas que venden montones de cosas ´lindas´ y al mismo tiempo inútiles que no necesitamos -bases para poner el mando de la tele, cestas para guardar las bolsas plásticas que a su vez están dentro de otra bolsa plástica, mini brochas para limpiar pendrive- y que, por alguna extraña razón, o embrujo, terminamos comprando algo. Sucumbí a la publicidad que tenían en la puerta, al festival de colores que adornaban los pasillos, ´a la buena vibra´ que se sentía en el lugar hasta llegar, como un zombi, a lo que para mí es el paraíso en la tierra: la sección de libretas, cuadernos y agendas.

Había montones de todos los tamaños, colores y estampados. Forradas en telas, simulando osos de peluches e incluso algunas tenían hasta fragancias. Un espíritu loco se apoderó de mí. Comencé a ´escanearlas´ con la mirada, a sentir una necesidad absurda de comprarlas todas y de pronto un súbito e intenso dolor en el pecho apareció, a medida que leía los mensajes que las libretas tenían en las portadas. Dios, ¿me está dando un infarto?

´Believe in yourself´, ´you can do it´, ´super woman´, ´dreams´, ´only positives vibes´, ´life is beautiful´. Dos gotas de sudor cayeron por mi frente y los latidos del corazón los sentí como un tablao flamenco. ¡Ataque de ansiedad a la vista! Salí de la tienda como si hubiera olvidado desconectar la plancha del pelo en casa, ¡volando! Entré en desesperación cuando vi que ser positivo o consumir autoayuda en inglés, al parecer, surge mayor efecto que en español y que, pese a todos los esfuerzos que hemos hecho por conquistar la libertad, nos tienen qué decir cómo vivir o afrontar las cosas que nos pasan.

¡Estoy hasta las narices de la autoayuda, del positivismo tóxico y el bendito empeño por romantizar la vida! El marketing positivo y optimista se está descontrolando un poco. ¡Bastante! El contenido digital, en la misma onda del ´only positive vibes´, que las personas están tragándose en altas dosis diarias en redes sociales, se está convirtiendo en algo extremadamente peligroso.

Es mentira eso de que tenemos el poder de resolverlo todo, o las respuestas a las situaciones que nos pasan, o a vibrar en alto para atraer el dinero (si eres pobre es por tu culpa) ¿Somos conscientes del daño que estamos alimentando, todos los días, tan solo por estar a la moda con los mensajes cool o peor aún, con repetir como autómatas frases como ´si yo puedo, tu puedes´?

Cuando alguien dice ´eres el responsable de las cosas que ocurren en tu vida´, ¿conocerá lo que viven las mujeres en Afganistán? ¿la dictadura en Nicaragua? ¿la tragedia de Cuba?

Está claro que tener una buena actitud abre puertas, que escoger ser optimista es una decisión muy sabia y que todo –para bien o para mal- pasa; pero no siempre se puede romantizar la vida, que a veces transitamos por experiencias en las que más que aprender hay que escapar, y que para sanar se deben llamar las cosas por su nombre. No creo que apuntar la pérdida de una persona amada, por ejemplo, en una libreta que diga ´life is beautiful´ mitigue el dolor. Como escribió una vez Leila Guerriero, periodista y escritora argentina: «¿Cuántas toneladas de autoayuda y mindfulness hemos tragado para engendrar esa necesidad maníaca de encontrarle a todo una enseñanza? El dolor, a veces, es simplemente dolor. No purifica, no nos hace mejores. Solo daña».

Betty Hernández

Betty Hernández
Betty Hernández
Periodista, locutora y migrante. Experta en escritura digital, periodismo institucional, radio y redes sociales. Es venezolana, de padre canario y madre portuguesa, vive en Granada desde 2019.

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