La breve fábula “El parto de los montes”, relata cómo los montes dan terribles signos de estar a punto de dar a luz, infundiendo pánico a quienes los escuchan. Sin embargo, después de señales tan asombrosas, los montes paren un pequeño ratón. La fábula, y la expresión “el parto de los montes”, se refieren por lo tanto a aquellos acontecimientos que se anuncian como algo mucho más grande o importante de lo que realmente terminan siendo. Y hoy el Gobierno andaluz, ha alumbrado un ratoncito.
Si, el antiguo apólogo fue escrito por Esopo en el siglo VI a.C., y explica la pantomima que el gobierno del muy honorable y celebérrimo “Juanma” Moreno Bonilla, ha hecho con su cacareado acuerdo, que hace una semana anticipó que haría público hoy tras su aprobación en el seno del consejo de gobierno, para conminar a Sánchez y a su ejecutivo nacional, a actuar en relación con el asunto de la AESIA. Y así ha sido, pero lo ha hecho defraudando al respetable, por decirlo en argot taurino.
Sabíamos que no. Ya lo dijimos. Que lo más probable es que fuera un brindis al sol y que todo apuntaba a que sería una simple declaración de contenido político. No nos hemos equivocado. Porque, jurídicamente la posición de la Junta de Andalucía de Sevilla, hoy más sevillana que nunca, más ajena que en ninguna otra ocasión a los intereses de Granada, es totalmente inexistente. No recurrieron el Acuerdo de concesión de la sede física de la AESIA a La Coruña cuando pudieron hacerlo, lo cuál tratan de justificar ahora diciendo que se adhirieron al recurso del Ayuntamiento, lo mismo que ahora tratan de rentabilizar un trabajo de la sociedad civil de Granada, que no les corresponde.
Cierto que albergábamos la esperanza de que el ejecutivo de Juanma nos sorprendiese instando la revisión de oficio del acto administrativo nulo, lo que es posible, aunque no poco dificultoso; o incluso que actuase de algún otro modo jurídicamente contundente, cuando pudiera, como por ejemplo, avisando qué iba a hacer su consejera-alcaldable traída desde Valladolid, Marifran Carazo, si logra ocupar la alcaldía de Granada que cada vez se le adivina más lejana, con el recurso interpuesto por el Ayuntamiento. ¿Lo dejará languidecer? ¿Desistirá? ¿Mandará actuar con más contundencia que hasta ahora ha hecho su oponente Paco Cuenca? Pero está claro que no se han atrevido, seguro que sopesando razones ajenas a lo técnico que desconocemos.
Y al final se ha materializado el peor de nuestros pronósticos y todo ha quedado en un parto simplificado anunciado por el consejero de Simplificación Administrativa, que ha simplificado lo insimpiflicable, haciendo evidente que todo ha quedado en una simplificación del absurdo. Un tratar de aparentar que hacen algo, sin hacer nada, para que nada pase, como lo explicaría Lampedusa. De modo que la situación es bien simple: Paco se esconde detrás de su cartelería para que no lo pongan mirando para Cuenca; la UGR huye vergonzosamente; y la Junta marea la perdiz para ocultar la vergüenza de no haber hecho nada. El resultado: “granadinos, estamos solos. Nuestros representantes nos han abandonado”. La poderosa Junta sevillana se ha reído de nosotros otra vez, y ha parido un ratoncito…
