El proyecto ProMeteo advierte de los efectos de la primera ola de calor del verano, Yago, a partir del domingo

El proyecto piloto proMeteo Sevilla, que utiliza la ciudad como laboratorio urbano de pruebas, ha advertido de los efectos de la primera ola de calor del verano, bautizada como Yago, y que, según su sistema de categorización, alcanzará el máximo previsto el domingo 25, el lunes 26 y el martes 27 de junio.

En este sentido, desde este viernes la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) mantiene activo el aviso amarillo por altas temperaturas en el área de la Campiña sevillana, con máximas de 40 grados y mínimas de 20, mientras que el sábado se prevé que suban aún más las temperaturas y se active el aviso naranja. La madrugada del domingo, tras la noche de San Juan, se prevé especialmente calurosa y los expertos apuntan que será difícil conciliar el sueño, pues el termómetro no bajará de los 24 grados, según las previsiones de la agencia estatal.

Los técnicos del proyecto que lidera el Centro de Resiliencia Adrienne Arsht Rockefeller Foundation monitorizan a diario el tiempo en Sevilla y alertan de la peligrosidad del fenómeno que se avecina, con temperaturas máximas especialmente altas, así como unas mínimas que también irán subiendo de forma sostenida en los próximos días hasta niveles de alerta, tal como explica en una nota de prensa.

El nivel 3 es el mayor de las cinco categorías del sistema de proMeteo Sevilla y se corresponde con un “riesgo muy elevado” para la población general, por lo que piden extremar las medidas de protección y también nombrar a la propia ola de calor. El sistema piloto en el que se basa ProMeteo recoge la observación meteorológica del Aeropuerto hispalense (proporcionada por Aemet) y las predicciones de OpenWeather para los próximos días.

Estos datos se analizan junto con las condiciones climáticas específicas de Sevilla a lo largo de su historia y con los datos de salud y mortalidad. De este modo, el equipo de expertos ha desarrollado un algoritmo que establece categorías basadas en el impacto de este fenómeno: riesgo muy elevado, riesgo elevado, impacto medio, impacto bajo y sin impacto. Cada nivel de riesgo se corresponde con un sistema visual de información y con una serie de recomendaciones, si bien solo el nivel más alto implica nombrar específicamente a la ola de calor, como ya se ha hace con otros fenómenos meteorológicos extremos.

Yago Sevilla sucede a Zoe, la primera ola de calor nombrada en el mundo también en Sevilla, que alcanzó el nivel de riesgo muy elevado entre el 24 y el 26 de julio de 2022.

El sistema piloto en el que se basa ProMeteo Sevilla monitoriza y examina la previsión meteorológica partiendo del análisis de las condiciones climáticas específicas de Sevilla a lo largo de su historia, así como de los datos de salud y mortalidad.

De este modo, el equipo de expertos ha desarrollado un algoritmo que diariamente analiza el estado de los episodios de calor y los relaciona con los posibles riesgos e impactos sobre la salud atendiendo a diferentes variables: la temperatura máxima; la temperatura mínima, relacionada con la falta de alivio nocturno; la humedad relativa; la duración del episodio de calor y las características del tiempo antes de darse el episodio.

RECOMENDACIONES POR LAS ALTAS TEMPERATURAS

Por otro lado, y teniendo en cuenta todos los indicadores, desde ProMeteo Sevilla se recuerda a la población que nadie es ajeno al calor extremo, incluso las personas jóvenes y mejor preparadas físicamente pueden verse afectadas por las altas temperaturas, a pesar de no considerar que pueden ser vulnerables.

Para afrontar esta situación, desde ProMeteo Sevilla se aconseja tomar medidas preventivas y cuidar a aquellas personas del entorno familiar o personal que pueden ser más vulnerables –adultos mayores de 65 años, mujeres embarazadas, niños y especialmente bebés, personas con afecciones médicas preexistentes o enfermedades crónicas, personas dependientes o en riesgo de exclusión–.

De este modo, se propone una serie de consejos básicos para afrontar una ola de calor, tales como la reducción de los niveles normales de actividad física; evitar salir durante los tramos horarios centrales; aumentar la ingesta de líquidos, beber con frecuencia y sin esperar a sentir sed; utilizar prendas de colores claros y fabricadas con materiales como algodón fino o lino para evitar que el calor se concentre en la ropa y evitar las comidas copiosas y optar, en cambio, por una dieta variada en la que los alimentos frescos, ligeros y con un alto contenido en agua, vitaminas e hidratos, ocupen un peso especial.

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