Cosas de la edad

“Estoy viendo un vídeo de gatitos…”.

(…momento de reflexión…)

“Chico, ¿te estás haciendo mayor?”.

Tu cerebro, inevitablemente, se hace esa pregunta cuando se da cuenta que te ríes con “reels” de animales dándose leches, o haciendo cosas graciosas poco habituales en cuadrúpedos y alados, o cuando, a la séptima miga de pan, te vuelves consciente de que estás alimentando a una paloma que te mira con deseo.

Medio mosca, al volver a casa, te miras al espejo: “tienes más canas, tío”. Notas que cada vez tienes que acicalarte cada menos tiempo para quitarte algunos años de encima, la piel ya no es tan tersa, empiezas a buscar cremas “anti age” que sopesen en parte el paso de, ya no los años, los días. “Vaya, ¿qué es eso? ¡Un maldito pelo en la oreja!”. Si eres de los presumidos incluso te buscas unas pinzas para erradicar de raíz esa señal de madurez corporal, o una maquinita de esas “cortapelitosindiscretos”.

Tu barba, tus patillas y tu cuero cabelludo parece que les haya caído lejía. Disimulas, te afeitas más a menudo para no parecer Copito de Nieve, y algunas bocas dicen por ahí que “las canas son sexys”… pues como que no te convence demasiado esa expresión que dice que ya no eres un yogurín.

Duermes menos, te despiertas antes, vaya put… locura, ¡si yo sólo quiero dormir hasta que se me olvide! Pues nada, tu cuerpo dice que no, que toque de corneta y “parriba”. Pones un pie fuera de la cama, te levantas como puedes (total, si ya no tienes sueño…) y te diriges al baño para prepararte… Te vuelves a mirar al espejo… “Mierda… ese pelo blanco no estaba ahí ayer”. Resoplas, te reprimes y tiras a quitarte esa cara de pasa con la que te has levantado, porque NO, eso que has visto NO es una arruga, es cosa de la almohada, que ahora está más dura que nunca y la cara contra ella esta noche ha hecho estragos, ¿ok?

Bueno, por suerte aún eres ágil conduciendo, al menos eso crees, porque ya dudas de todo. Paras en una tienda a comprar “ese par de cosillas que necesitas para casa”. Al momento de llegar a caja: “dígame usted”. “¡Joder, que me ha llamado de usted!”, piensas, y espetas eso de “no me trates de usted que me haces mayor…”. “…ostras tío, ¿y si de verdad me estoy haciendo mayor?”. Crisis existencial, bienvenida.

La pregunta es: ¿te estás haciendo mayor o CREES que te estás haciendo mayor? Dicen que la juventud se lleva por dentro, en el espíritu (anda… mira qué bien). ¿Son canas o experiencia? ¿Arrugas o marcas de reírte? ¿De usted por abuelo o por respeto? Te analizas un poco y compruebas que aún puedes levantar una garrafa de agua, o agacharte a sacar la ropa de la lavadora, ¡incluso eres capaz de coger en brazos a tu nieto!… perdón… a tu hijo… o tu sobrino…… venga, a tu gato… ay, ¡joder, a tu pastor alemán grande como un elefante! ¡Como un machote!

En fin, sea como fuere (frase culta, de persona mayor culta), ten en cuenta una cosa, bueno, varias: la vida son dos días, los minutos pasan y no vuelven, vive la vida sin molestar a nadie, y aprovecha tu experiencia de persona que ha vivido muchos… asuntos… para afrontar con sabiduría de druida lo que se te ponga por delante. Olvídate de si eres viejo, joven o viejoven, la juventud es actitud, y más vale ser niño por dentro y no ser un idiota por fuera.

Ah, y otra cosa, recuerda que el dinero no se lleva a la tumba ni da la felicidad (eso lo digo porque, aparte de viejo, también soy pobre…).

Feliz día abue… amigos.

Francisco Amador
Francisco Amador
Francisco Amador es locutor y presentador del espacio "La Mañana de Málaga" en esRadio. Es locutor publicitario, narrador y creativo, y a veces escribe cosas cuando se inspira.

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