El acusado del crimen de las chabolas alega defensa propia al estar “encabronado” su vecino

Dice que ya había tenido "20 o 30 peleas" con su vecino de chabola y que no pensaba que estuviese "tan malo" como para fallecer.

La Audiencia de Sevilla ha iniciado este lunes el juicio con jurado popular promovido contra el hombre acusado de asesinar supuestamente a otro varón en febrero de 2022 en una zona de chabolas de la localidad aljarafeña de Camas y contra la pareja del primero, en este último caso por un presunto delito de omisión del deber de socorro. En esta primera vista, el inculpado ha reconocido que agredió a su vecino de infravivienda con una barra, aunque ha asegurado que lo hizo para defenderse y que no tenía intención de matarle.

Durante esta primera sesión del juicio, Francisco S.G., de casi 45 años de edad a día de hoy y para quien la Fiscalía reclama 18 años de cárcel por un supuesto delito de asesinato y tres años más de prisión por un delito continuado de hurto; ha manifestado que él era “amigo” de la víctima, José Luis M.M., alias El Catalán, a quien según aseguró incluso ayudó “a construir su chabola” en la zona de infraviviendas donde habitaban los protagonistas de los hechos, cerca del trazado de una vía verde que atraviesa Camas.

Las cosas se torcieron, según sus palabras, “los últimos años” previos al crimen, pues según su versión de los hechos, José Luis M.M. habría comenzado a abusar del alcohol y a consumir Trankimazin, exponiendo que las relaciones entre ambos empeoraban cuando El Catalán “empezaba con las pastillas”.

También ha detallado que todo ocurrió en un marco en el que él apenas dormía “dos horas al día” por temor a los robos en su chabola y también consumía Trankimazin, porque sufría graves “alteraciones del sueño”.

En ese marco, ha relatado que la medianoche del día 18 de febrero de 2022, cuando ocurrieron los hechos, José Luis M.M. y él ya se habían enzarzado en “20 o 30 peleas” y la víctima le había roto varias gafas, incluso ha asegurado que El Catalán había matado a varios de sus perros.

Esta noche, según Francisco S.G., su vecino de chabola acudió hasta la puerta de su infravivienda y comenzó a increparle totalmente “encabronado”, porque según sospecha le habían “cascado”, o sea golpeado.

Según ha continuado, el citado varón le insultó con descalificaciones como “hijo de puta”, con lo que él salió de la chabola y le reclamó “que se callara” y le dejara “dormir”. Pero “a los 15 minutos”, según ha narrado, El Catalán regresó a las puertas de su chabola y comenzó a proferir increpaciones de nuevo y a dar “porrazos” en su chabola, ante lo cual él salió en su búsqueda y este se dirigió hacia él en actitud amenazante.

Por eso, según ha dicho el acusado, propinó al Catalán un primer puñetazo con el que le hizo caer al suelo y, a partir de ahí, comenzó a golpearle con una barra, bajo la premisa de que como la víctima pesaba “cien kilos” y era de mayor envergadura que él, “si se levantaba” sería él quien acabaría “en el hospital”. Y es que según ha agregado, en otra de sus disputas previas, su vecino de chabola casi le “abre la cabeza con una machota”, además de que “era un alcohólico”.

“Lo único que hice fue defenderme”, ha asegurado, agregando que como su vecino “no se quedaba quieto” pese a los golpes al estar “anestesiado” por el consumo de Trankimazín y alcohol, continuó la agresión con la barra hasta que el mismo dejó de moverse. “Yo había tomado 25 trankimacines, tampoco iba descalzo”, ha esgrimido igualmente, negando de otro lado que usase armas blancas contra el fallecido, toda vez que la Fiscalía le acusa de haberle atacado con “patadas, mordiscos y varias puñaladas”, además de con la citada barra de hierro.

Y mientras la Fiscalía manifiesta que la víctima “estuvo agonizando” sin recibir ayuda médica hasta que falleció sobre las 21,00 horas del día 22 de febrero de 2022 a causa de las lesiones sufridas, las cuales “eran susceptibles de tratamiento médico o quirúrgico, pudiendo haber evolucionado hacia la curación”; Francisco S.G. ha asegurado que las peleas entre ambos eran “el pan nuestro de cada día” y que al día siguiente de la agresión, José Luis M.M. estaba “viendo un partido de fútbol sala femenino”, con lo que a su entender, “tan malo no estaba”.

Es más, ha dicho que en otras ocasiones que habían peleado, El Catalán “se tiraba tres o cuatro días en la cama” y después se recuperaba. Incluso ha dicho que él le recomendó que llamase a una ambulancia, pero la víctima dijo “que no”. En cualquier caso, ha negado que tuviese intención de matar a su vecino de chabola, considerando su defensa que procede su absolución y que los hechos podrían ser considerados a lo sumo como un delito de homicidio.

Y frente a la acusación de la Fiscalía respecto a que se apoderase del teléfono móvil y el dispositivo tablet de la víctima, haciéndose además con su tarjeta de crédito y extrayendo 1.700 euros los días 21 y 22 de febrero, Francisco S.G. ha alegado que él “tenía más dinero” que El Catalán y que incluso iba a “comprar una casa”. “Para ser indigentes, teníamos buenos móviles”, ha comentado por cierto el acusado.

Según su versión de los hechos, José Luis M.M. le entregó voluntariamente su tarjeta, para que se cobrase con ella “deudas” pendientes por los desperfectos y pérdidas que le había causado en sus anteriores peleas.

También ha comparecido como acusada la entonces pareja de Francisco, Antonia G.G., de 56 años de edad y para quien la Fiscalía pide una multa de 2.100 euros por un delito de omisión del deber de socorro, con la atenuante de alteración psíquica.

Según la Fiscalía, la acusada, que presenta un trastorno límite de personalidad, compatible con que sus capacidades cognitivas estuvieran ligeramente afectadas y moderadamente alteradas las capacidades volitivas, “pese a ser consciente de la gravedad de las lesiones que presentaba la víctima, del estado de desamparo en que se encontraba y pudiendo hacerlo sin riesgo propio ni de terceros, en ningún momento le auxilió ni solicitó asistencia médica alguna, lo que hubiera evitado su muerte”.

No obstante, Antonia G.G., con un testimonio entre sollozos e incluso un exabrupto en el que se ha golpeado la cara, ha manifestado que a ella la muerte del Catalán le ha “dolido más” que la de su propio hermano, clamando a voces que quiere que “vuelva el Catalán” y asegurando que habría preferido que Francisco S.G. la hubiese matado a ella. Ello, aun reconociendo que el fallecido llegó a ponerle un cuchillo en el cuello en una ocasión.

Antonia G.G. ha asegurado que ella “estaba acostumbrada” a las peleas entre su entonces pareja y El Catalán, manifestando que a este último “le daba igual morirse”. Especialmente, ha dicho que tras cada refriega, era “normal” que José Luis M.M. desapareciese unos días y pasase ese tiempo en su chabola sin querer ser “molestado” por nadie.

Del mismo modo, la acusada ha dicho que ella vivía amenazada por Francisco S.G. y que aquellos días no salió de la chabola porque se sentía “retenida” por el mismo.

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