A vueltas con la bandera

Ver a españoles como Rafael Nadal, Pau Gasol, Fernando Alonso, Julio Iglesias, Antonio Banderas, Ildefonso Falcones, Santiago Posteguillo o tantos otros de actualidad, que lloran cuando se encuentran en tierra extraña y se cuadran ante nuestra bandera, me hace entender que España somos todos

El otro día leí con entusiasmo el artículo del profesor Daniel Berzosa “La Bandera no se ultraja” con gran satisfacción. Parece que nuestros cada día menos respetados jueces han fallado por unanimidad (¡oh! sorpresa) que proferir insultos contra nuestra bandera es ultraje -digo parece porque la sentencia del Tribunal Supremo aún no es pública-.
Lo cierto es que para muchos ciudadanos -entre los que me incluyo- la enseña nacional es un símbolo de unión, constituye el abrigo bajo el que trabajan miles de nuestros compatriotas que con patrio orgullo desempeñan su labor fuera de nuestras fronteras.

Sólo en este extinto 2020 nuestro militares se han desplegado a lo largo de los cinco continentes, están presentes en el Líbano o en Mali, participan en misiones reforzadas en Letonia y Turquía, forman a las fuerzas de seguridad afganas, se despliegan por Somalia y Senegal y forman parte activa de la Operación Atalanta, la que impide la piratería en el Índico. Para seguir ilustrando lo que escribo es buena idea ojear el libro “misioneros, hasta el confín de la tierra” cuya carta de presentación nos relata la historia de religiosos españoles construyendo escuelas en Himalaya, un obispo que ejerce de escudo humano ante terroristas para defender a un pueblo, una religiosa que descubrió una enfermedad en Benín o la historia de un sacerdote español de 102 años que permanece de misión en Taiwán.

Los naturales vínculos que uno puede sentir hacia su patria (por razones afectivas, culturales o históricas) se engloban todos ellos bajo el símbolo de nuestra bandera, que merece ser respetada, honrada y defendida. No me malinterprete querido lector, no tengo apego a la patria como concepto de tierra o demarcación geográfica, porque creo desde lo más profundo de mis convicciones que España es universal, es eterna, es hablada y cantada en los más recónditos lugares del mundo, y en todos ellos está presente nuestra bandera como símbolo de un destino común.

Bajo nuestra bandera nos identificamos como españoles, esto implica ser parte de un proyecto colectivo conformado por todos aquellos que hablamos con orgullo de nuestro país, pues cualquier extranjero al ver a un español ha de saber que está ante una persona de bien, un buen amigo, un hombre trabajador que quiere forjar un destino mejor para él y sus vecinos, se encuentre en el trozo de tierra en el que se encuentre.

Lo contrario, el pensar que la patria es un trozo de tierra al que pertenecemos por haber nacido allí, como si fuésemos árboles, implica no entender la grandeza de saber que pertenecemos a un país que siempre presumió de universal, que se abrió al mundo y a la multiculturalidad desde su origen, y cuyo destino es tan global y universal que podemos encontrar españoles haciendo el bien casi en cualquier punto del planeta.

Ver a españoles como Rafael Nadal, Pau Gasol, Fernando Alonso, Julio Iglesias, Antonio Banderas, Ildefonso Falcones, Santiago Posteguillo o tantos otros de actualidad, que lloran cuando se encuentran en tierra extraña y se cuadran ante nuestra bandera, me hace entender que España somos todos, y es nuestro deber ser mejores sólo para hacer entender al mundo que somos dignos herederos de un proyecto inmenso, transfronterizo y universal llamado España.

Por eso en este último artículo del año me gustaría dirigirme a todos los españoles que se encuentran lejos de sus seres queridos y mandarles un gran abrazo, transmitirles mi enorme agradecimiento por llevar un trocito de nuestro país allí donde estén y pedirles que cuando se sientan nostálgicos miren a su bandera y lloren si lo necesitan, porque bajo esa bandera se abrigan todas esas personas a las que aman y que, no me cabe duda, pronto volverán a abrazar. Viva España.

Antonio Estella
Antonio Estellahttp://www.mlalegal.org
Socio director del despacho de abogados Mlegal. Licenciado en Derecho por la Universidad de Granada se especializó en derecho de los negocios en las prestigiosas escuelas jurídicas Harvard Law School e Instituto de Empresa, para posteriormente comenzar su carrera profesional en despachos internacionales como Garrigues, Deloitte y MLA. En la actualidad compagina su ejercicio profesional con la colaboración en distintas universidades y escuelas de negocio como profesor

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