Las cosas no son como empiezan, sino como terminan, y hay que hacer rogativas para que este 2021 termine mejor de lo que ha empezado: aumento de contagios del dichoso Covid, el Congreso de EE.UU. invadido por los fanáticos del Trump-oso, “Filomena” que nos ha dejado congelados, la luz que sube desmesuradamente sin que nadie le ponga remedio a esa forma de usura, amenaza de nuevos confinamientos, oscuro panorama laboral…y tantas cosas…
Algunos hay que dicen ver la luz al final del túnel, pero no nos dicen cuanto mide el túnel, o si hay otro túnel cuando se termine este.
España entera ha sufrido el retroceso del turismo, y Andalucía es uno de los destinos principales del turismo exterior. Al margen de cifras oficiales y estudios de agencias, no hay que tener tres carreras para darse cuenta de que hemos soportado un fuerte bajón en todos los negocios, incluído uno tan importante como las jugueterías, estas navidades.
Ha sido curioso ver los cambios en las celebraciones, tanto a nivel público como privado, y darnos cuenta de que somos de costumbres fijas, y en cuanto hay que modificar algo nos liamos; aunque también es cierto que hay muchas personas con una actitud de negación a todo cambio y acaban queriendo hacer las cosas como siempre, aunque no se pueda o represente algún peligro para todos.
Parece que los más incautos han creído que con el cambio de año ya estaba todo hecho, y que con la última campanada se iban, además del año, los problemas que nos han acuciado en 2020. Ojalá fuera así de fácil. No hay que perder la esperanza, hay que ser optimistas y recargar nuestras pilas pensando en mejorar lo antes posible; pero sin olvidar que, por el momento, solo hemos cambiado de mes, y lo demás sigue como antes, no bajemos la guardia.
Se ha notado mucho la inseguridad de nuestras autoridades cuando han querido organizar, con buen criterio, actos alternativos a los tradicionales para que no se diluyera el espíritu de la Navidad y en algunos casos no han acertado plenamente o han tomado decisiones contradictorias que algunos no han entendido. Pero eso no es nada nuevo ya que casi todos llevan desde el pasado marzo sin saber donde dejaron las gafas.
Consecuencia de un sistema que permite el acceso a cargos de responsabilidad a muchos que usan el periódico solo para liar el bocadillo.
Sin embargo, sería injusto decir que sólo los que ostentan cargos son, en algunos casos que no en todos, irresponsables; también nosotros, los plebeyos, tenemos mandanga. De pronto nos llevamos las manos a la cabeza por las majaderías de Trump, pero seguimos manteniendo majaderos aquí, incluso en intención de voto según las encuestas, esas que no sabemos si creernos o no, haciendo bueno aquello de ver la paja en ojo ajeno y no ver la viga en el nuestro.
Los datos no son halagüeños y el camino a seguir necesita del empuje de todos, de la confianza en la ciencia y en los expertos, y de que estos lo sean de verdad.
Este año lo comenzamos con menos intención de ir al gimnasio que otros, y no he oído a nadie decir que va a dejar el tabaco, no sé si porque ya no fuma casi nadie, porque los que lo hacen no piensan dejarlo o porque ya no tenemos dinero para tabaco. Los reyes magos casi no se han dejado ver, pero eso no es extraño, casi todas las monarquías atraviesan alguna crisis.
En Andalucía nos hemos portado bien, salvo alguna excepción con la que siempre hay que contar, y las actividades reinventadas han cumplido con éxito su objetivo y han podido paliar el desencanto de los más pequeños, que son el alma de estas fiestas. Los niños se merecían este esfuerzo porque además han demostrado en estos meses ser más inteligentes que los mayores, sin ninguna duda.
Todo ha cambiado de forma, pero no de fondo, y mientras Salvador Illa (el ministro que deja su silla) nos da las últimas instrucciones antes de irse a tomar…un descanso, nosotros a lo nuestro, a tomar precauciones y a solidarizarnos con nosotros mismos ya que ni Hacienda, ni Endesa, ni los socialcomunistas lo hacen. Pero lo conseguiremos, ya verán ustedes, con fe, esperanza y caridad.
Miguel Angel Sesarino