Se me retira mi gran Jefe; gracias por todo, amigo Itúrbide

Tengo que decir que no hay más de cinco personas que hayan marcado mi vida profesional de manera decisiva e Itúrbide fue sin duda el primero y con el que más años he compartido, en una relación basada fundamentalmente en el respeto personal y profesional y en la sinceridad.

No sabría precisar día ni siquiera mes, pero corría la temporada 96/97. Servidor, tras dos veranos de prácticas periodísticas en Ideal, había recibido la oportunidad de realizar algunas crónicas e informaciones esporádicas para el periódico gracias a la confianza de Juanjo Aguilera, el beneplácito del querido Enrique Seijas y el espíritu emprendedor de dejarme convertir en autónomo, algo que días antes no sabía ni lo que significaba.

En el diario se había producido el adiós del director y una concatenación de sustitutos interinos venidos desde Granada, mientras se disparaban los rumores sobre el recambio para el saliente. Al final, la balanza se decantó por un navarro con fama de serio y áspero, entregado a la información económica y agrícola que venía de La Voz de Almería. No voy a ocultar que el clima que se vivía entre los compañeros era de cierto ‘exceso’ de respeto ante el personaje, por decirlo finamente.

Nuestra figura se conocía, y se sigue conociendo como ‘colaboradores’. No recuerdo qué día se incorporó él, pero a mí me citó un lunes, un lunes por la mañana. El arriba firmante tenía entonces 24 años, con lo que significan los fines de semana a esa edad incluso para quien ha presumido siempre de ser muy responsable.

Mi aspecto, por circunstancias que ahora no vienen al caso, a la entrada del despacho de Ángel Itúrbide, en aquella primera vez que nos veíamos cara a cara, era deplorable; seguramente el más deplorable de mi vida, ya digo, por excepcionales razones que ahora no tocan. Aunque he de decir que mis explicaciones para tal pinta no mejoraron mucho la impresión visual.

Comenzó, ahí y así, una relación profesional pero mucho más personal que ha durado 23 años y que el pasado viernes quebró en lo profesional debido a que Itúrbide me ha jodido bien, prejubilándose mucho antes de lo que debía. Afortunadamente, podré seguir disfrutando de su amistad y de una práctica que ejecutado en estas casi dos décadas y media: la de decirle las cosas claras, sin rodeos, sin complejos y tal y como las sentía, por mucho miedo que le diera a otros la dialéctica tosca y ruda de este director de periódico y su manera de relacionarse en ocasiones, más propio de leñador de la Navarra profunda.

Tengo que decir que no hay más de cinco personas que hayan marcado mi vida profesional de manera decisiva e Itúrbide fue sin duda el primero y con el que más años he compartido, en una relación basada fundamentalmente en el respeto personal y profesional y en la sinceridad. No es que haya uno llegado muy lejos, pero no tengo la más mínima duda de que Ángel Itúrbide es una de las personas que más me han ayudado y de las que más he aprendido. Hasta siempre, amigo.

Victor Hernández Bru
Victor Hernández Bru
licenciado en Ciencias de la Información y posee suficiencia investigadora por la Universidad Complutense, doctor en Humanidades (Historia) y máster en Comunicación Social por la Universidad de Almería y máster en Administración y Dirección de Empresas por ESIC. Ha dirigido diversas empresas de comunicación como socio-director, como Presssport Comunicación e Imagen y Estudionet Márketing On Line; trabajado en prensa escrita para Ideal (23 años), es responsable de comunicación de importantes empresas de diferentes sectores, como Grupo Agroponiente, Jarquil, Segusán Seguros y dirige las emisoras esRadioAlmería.com y RadioMarcaAlmería.com. Ha publicado su tesis doctoral, Historia de la Prensa de Almería, y la novela Diario de un Maltratador, además de diversos artículos especialmente enfocados sobre la historia del tiempo presente en España.

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