La historia de este #VideoBlog de hoy, que ya contamos ayer como información, no tiene tanta importancia por sí misma como enmarcada en el contexto en el que se presenta: en un contexto en el que, a base de colar hoy una mentirijilla, de disfrazar ayer una realidad, de esconder mañana un pequeño escándalo, hay quien se ha acostumbrado a que no pasa nada por convertirse en un mentiroso, en un timador, en un geta o en un sinvergüenza.
Todo ello tiene cierta relación, que no directa ni proporcional, con la incultura y el analfabetismo que se está apoderando de nuestra sociedad, gracias a que politicuchos de tres al cuarto, alzados a puestos de decisión gracias a sus prolongadas campañas de sobada de lomo en el interior de sus partidos, no trabajan en otra cosa que en idiotizar a los ciudadanos, que para ellos no son más que votantes, primero a través de leyes de educación que hacen a los jóvenes cada día más imbéciles, y luego a través de medios de comunicación que terminan de convertirnos en borregos cuando crecemos.
Una de las más constantes manifestaciones de ese aborregamiento e inculturización abnegada y progresiva es la generalización del término ‘fascista’, utilizado por analfabetos con la misma precisión que un mono loco y borracho. El fascismo, por cierto, es una derivación del socialismo que se caracteriza, como él, por una intervención total del Estado hasta en lo más íntimo del ciudadano, es decir, todo lo contrario que el liberalismo que profesan hoy por hoy todos los partidos de centro y derecha en España. Digo, por ir sentando algunos conceptos.
Pero volvamos al jeta que hoy nos ocupa, que no es otro que el concejal del PSOE en el Ayuntamiento de Almería, Antonio Ruano, que el otro día volvía a hacer gala de su falta de cultura general e histórica en particular, adjudicando al partido Vox su condición de heredero del franquismo.
Servidor, que es un entregado a las causas perdidas, le hice ver en el lugar de las redes sociales donde este servidor publico muy bien remunerado por nuestros impuestos había disparatado de tal manera, que no encontraría argumento alguno para sostener tal estupidez. Y el amigo, en lugar de amagar un poco la cabeza, como al caco al que le trincan con las manos en la masa, replicó con un vídeo en el que un diputado de Vox en el Congreso decía que “somos herederos del franquismo”.
El vídeo en cuestión duraba apenas cinco segundos, más que nada porque era un fragmento debidamente cortado, sesgado y manipulado de otro mayor, en el que lo que en realidad afirmaba el representante del partido verde es que este país y nuestro Estado actual es una herencia cronológica del franquismo, algo históricamente indiscutible. Así que, donde el tipo de Vox hablaba del país y de la época actual, el señor Ruano metió la tijera para que pareciera que hablaba de Vox.
Pero insisto, el problema no es simplemente este comportamiento particular y concreto; la tragedia es que al señor Ruano, trincado con el carrito del helado, hoy no le duele absolutamente nada, no se le cae la cara de vergüenza (para ello habría de tenerla, la vergüenza) y no se le pasa por la cabeza dimitir y dedicarse a algo en el que no vaya por ahí engañando a la gente que paga su sueldo.
Ése es el problema, un problema al que, sincera y dramáticamente, no le encuentro solución, tal y como están las cosas.