Las minorías (no) importan

Somos números. Estadísticas. Ingresos. Egresos. Cada uno de nosotros representa un valor para el Estado –algunas veces en positivo, otras en negativo-.

A pesar de saber esto, siempre me ha llamado la atención la importancia –o no- de los grupos minoritarios para un Gobierno. En ocasiones son tomados como banderas políticas (sobre todo en procesos electorales) y en otras simplemente no son tan importantes como para influir en decisiones determinantes, por ejemplo en temas relacionados con la medicina.

Antes de continuar, quiero dejar claro que soy pro vacuna y ´pro´ de cuanto tratamiento o fármaco desarrollen en función de mejorar, combatir o sanar cualquier enfermedad o dolencia en los seres humanos. Entiendo perfectamente lo que ha significado realizar –en tiempo record y con grandes recursos económicos- una vacuna para atacar la pandemia generada por el SARS-CoV-2.

También comprendo que absolutamente todo –en cualquier aspecto de la vida- puede acarrear efectos secundarios y que cuando se trata de la medicina, hay que poner en una balanza riesgos vs beneficios. Perfecto, pero ante un escenario tan devastador de muertes que hemos tenido en el último año ¿continuamos subestimando las víctimas mortales?

Y es que me refiero específicamente a todo lo que se ha generado con la vacuna de AstraZeneca.

En marzo se suspendió la vacunación con este fármaco en España por posibles efectos secundarios. La Organización Mundial de la Salud aseguraba que no había razón para no usar esta vacuna. Mientras tanto Sanidad informó que España puso 50.052 dosis de AstraZeneca mientras la vacunación estuvo paralizada. Y ahora, la Agencia Europea del Medicamento (EMA por sus siglas en inglés) ve ´posibles vínculos´ con los trombos pero insiste que el beneficio supera los riesgos.

Desde el inicio de la vacunación con este fármaco comenzó a presentarse casos ´raros´, ´aislados´, ´minoritarios´ y cuanto adjetivo decorativo puedan agregar ´los expertos´. Sin embargo y como dice una canción ´¿Seguimos? ¡Si!. ¿Paramos? ¡No!´. Porque es una minoría, un grupo pequeño, no es determinante. Además, son tantas las muertes en todo el mundo a consecuencia del COVID-19, que si se agregan unas 30 más por la vacuna, pues ni se notará.

A mi la verdad todo esto me deja un mal sabor.

Es cierto, ningún Gobierno ni sociedad estaba preparado para un pandemia mundial. Que todo ha sido ensayo y error (con vidas humanas) pero frente al escenario de lo desconocido ¿cuesta mucho tomar medidas preventivas? ¿Parar o recalcular, antes de insistir con declaraciones de que ´todo es seguro´ cuando ni siquiera ´los expertos´ saben si realmente lo es?

Esos pequeños números. Esas minorías. Esas 30 personas que perdieron la vida, a consecuencia de trombos derivados de una vacuna específica importan. Muy probablemente dentro de su núcleo familiar, o cercano, alguien perdió la batalla contra el virus chino. Seguramente ya había dolor como para sumar una gota mas de sufrimiento.

Escalofrío me da saber además que esta decisión (de la vacunación) es netamente política. Que mientras en Italia alguien que es llamado para aplicarse la vacuna de AstraZeneca, puede rechazarla y esperar para recibir una dosis de otra diferente (es su derecho como persona) la ministra de sanidad española informa que quien la rechace ´perderá su turno´.

Creo que los ciudadanos, en su inmensa mayoría, hemos cumplido con todo lo que se nos ha pedido hacer desde que comenzó esta pandemia que lo ha cambiado todo, ahora la pregunta es ¿cuándo será el turno de que los políticos asuman y cumplan con su parte?

Betty Hernández.

Betty Hernández
Betty Hernández
Periodista, locutora y migrante. Experta en escritura digital, periodismo institucional, radio y redes sociales. Es venezolana, de padre canario y madre portuguesa, vive en Granada desde 2019.

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