No le deben ir muy bien las cosas, en las encuestas sobre las primarias del PSOE andaluz, a la mujer de las tres mentiras en cinco minutos, Susana Díaz, que ha elevado el tono de sus habituales simplezas hasta alcanzar una cota ‘top’. La expresidenta, que fue capaz de tratar de engañarme por tres veces en apenas un suspiro, afirmando que los centros de salud andaluces están cerrados, que el gobierno de Pedro I El Falso no está subiendo impuestos y que no le consta que se estén acercando presos etarras a cárceles del País Vasco, ha aprovechado el fin de semana para dejarse a sí misma en ridículo una vez más.
Para la Díaz, Moreno Bonilla es “un presidente de prestado, que está ahí gracias al voto de la ultraderecha descarnada y no al de los andaluces”. La frase está entrecomillada y, según el propio gabinete de esta señora tan desorientada y de tan dudosa procedencia democrática, está salida textualmente de la boca de la susodicha.
Y se trata de una frase de una gravedad antidemocrática digna de que esta señora directamente no se presentara a primarias algunas o, en caso de hacerlo, no recibiera ni un solo voto.
La actitud no es nueva en la sultana andaluza, que ya cuando no fue capaz de gobernar tras las elecciones de hace dos años, puso en marcha aquello de la ‘alerta antifascista’, haciendo salir a la calle a sus más descerebrados y totalitarios seguidores para intentar evitar que se diera estricto cumplimiento a lo que había salido de las urnas.
Díaz es, como su odiado jefe, Pedro I El Falso, un preclaro subproducto del totalitarismo de la izquierda española, incapaz de entender que lanzar a la gente a la calle para protestar por el resultado de unas elecciones o pretender ‘cordones sanitarios’ contra formaciones políticas de ideología rival sí es totalitarismo y fascismo; mientras que en los idearios de PP y Vox, incluyendo sobre todo las famosas 100 propuestas de esta última formación política no encontrarán ni ella ni ninguno de sus entregados sobadores de lomo, Sánchez Teruel y Sánchez Haro incluidos, ni un solo argumento parecido al del fascio.
Para Díaz, es algo normal reprochar a un partido político que gobierne con el apoyo de un partido absolutamente democrático y al que han votado millones de electores, aunque no tiene nada que decir de que su propio partido lo haga, en España, con el apoyo de quienes justifican las muertes a manos del terrorismo de ETA o de los promotores del referéndum ilegal de independencia de Cataluña.
Según esta desvergonzada y desorientada, esta desnortada señora, los votos de Vox en Andalucía no proceden de los andaluces; debe ser que en los últimos comicios participaron electores de algún otro planeta; ella debe saberlo bien, dado que anda siempre en la Luna.