Debo comenzar diciendo que el título de este artículo está inspirado en una frase que se hizo famosa en 1992, durante la campaña presidencial en los Estados Unidos entre George H. W. Bush (padre) y Bill Clinton: ´¡Es la economía, estúpido!´.
Estas 4 palabras, que se convirtieron en un eslogan presidencial por ´accidente´, fueron escritas por James Carville, asesor de Bill Clinton, junto a otros dos mensajes más: ´cambio vs más de lo mismo´ y ´no te olvides del sistema de salud´. Aunque es importante decir que la frase original a la que hago referencia en este escrito no tenía verbo, simplemente era ´La economía, estúpido´.
Al parecer, estos mensajes fueron creados solo con la intención de ser utilizados de forma interna en el equipo de campaña de los Demócratas, pero por cosas del destino uno de ellos se popularizó tanto que hizo posible convertir a Bill Clinton en el presidente número 42 de los Estados Unidos (Que luego tuviera una relación muy íntima con una pasante en la Casa Blanca y mintiera bajo juramento a la nación, sin ninguna penalidad, es otra cosa).
Hecha esta pequeña introducción sobre el juego de palabras para el título escogido, voy al grano: la intuición –porque hoy no voy hablar de política-.
Presentimiento, palpito, la voz del Pepe Grillo, ´un no sé cómo explicarlo´. Por lo general estas son las palabras que solemos utilizar para referirnos a la intuición, que según la RAE la define como ´facultad de comprender las cosas instantáneamente, sin necesidad de razonamiento´.
Pero ¿realmente le hacemos caso a nuestra intuición? ¿Confiamos tanto en nosotros mismos de la misma forma como lo hacemos con un tercero?
La intuición siempre está ahí, para bien o para mal. Nos grita, nos hace girar de golpe, retrasar la salida de casa, perder las llaves del coche o ponernos la piel de gallina ante alguna situación o persona. El detalle está en que pasamos de largo, nos hacemos los sordos (o los tontos) creemos que siempre debe imperar el sentido lógico, porque es lo que nos enseñaron desde pequeños o hacen las mayorías.
A veces tengo la impresión que es hasta mejor seguir las recomendaciones que dice el horóscopo de la semana que escuchar la voz interior que todos, sin excepción tenemos, para luego auto flagelarnos o victimizarnos.
Ya lo dijo Albert Einstein alguna vez: ´la mente intuitiva es un don sagrado y la mente racional es un siervo fiel, hemos creado una sociedad que honra al siervo y ha olvidado el don´.
Estoy convencida de que la intuición puede salvar vidas y no lo digo de forma metafórica.
“Yo iba a tomar el metro pero justo vino una micro (un pequeño autobús) y me subí. Me salvé por cinco minutos, sino hoy podía estar en el panteón”. Este es el testimonio de un hombre que estuvo a punto de coger el metro de la línea 12 en Ciudad de México, el 3 de mayo de 2021, y que lamentablemente colapsó mientras hacía su recorrido la noche de aquel día, dejando 26 muertos y decenas de heridos.
En un hecho trágico más reciente, el derrumbe del edificio Champlain Towers South Condo el 24 de junio de este año en Miami, Florida, se conoció la historia de un hombre que vivía en ese lugar desde hace tres años, pero un partido de Brasil en la Copa América y la petición de su novia a pasar la noche con ella, fueron las dos razones para que no regresara a casa ese fatídico día y por las que hoy sigue con vida.
¿Y si aquel hombre en la Ciudad de México hubiera continuado con su plan inicial de usar el metro, a pesar de tener el microbús frente a él?. ¿Qué sería del hombre amante del fútbol sino hubiera escuchado la petición de su novia de quedarse con ella ese día?
Intuición. Es la respuesta a todo, ante la duda, la incertidumbre, lo desconocido: sigue tu intuición.
Y si de a ratos te cuesta desligarte de la lógica o no confías en ti mismo recuerda: ¡Es la intuición, estúpido!
Betty Hernández.
