La oportunidad

´Cada día es una nueva oportunidad que te regala la vida´. Esta sería la típica frase motivacional que nos puede decir un amigo cuando estamos de bajón o el texto que acompañaría una publicación de autoayuda en redes sociales. Pero yo, ahora mismo, no voy hablar sobre este tipo de oportunidades, si no de las que todos, alguna vez, hemos deseado e implorado.

La oportunidad de ser amados por ese alguien que también amamos; la oportunidad de ser escuchados y tomados en cuenta; la oportunidad de ser perdonados; la oportunidad de intentarlo de nuevo. Serían, entonces, las clásicas que hacemos en silencio, por correo electrónico y puede que también a viva voz, con los ojos cerrados, las manos apretadas y la sensación de morir si no obtenemos la respuesta que anhelamos.

Es necesario decir que varían de acuerdo al estado de ánimo, edad y etapa de vida en la que se encuentre cada persona. Son inagotables, resistentes, tercas y hasta dolorosas, sobre todo cuando no nos las dan, porque en la mayoría de los casos, tenerlas depende de un tercero.

Yo, por ejemplo, creo que una de las cosas que mas he hecho en los últimos tres años, desde que me convertí en migrante, ha sido pedir una oportunidad. Por eso sé cómo se siente el crujir en el pecho cuando te dicen que NO; cómo el corazón late a una velocidad incontrolable cuando recibes un SI; cómo la agonía se instala en la cabeza día y noche cuando el silencio escandaloso es lo único que obtienes.

Una simple respuesta puede cambiarlo todo para ese alguien que busca demostrar su talento, amor o arrepentimiento.

Ser empáticos, es una de las mejores maneras de recibir a la persona que busca una oportunidad. Ponernos en su lugar. Escucharla y animarla para que no desfallezca en el intento. Las cosas, por lo general, nunca salen a la primera, por eso es muy fácil quebrarse en el camino, sentir que no somos lo suficientemente fuertes o capaces, y que el fracaso es un inquilino que se instaló en nuestras vidas para nunca dejarnos.

Hace un año escribí un correo electrónico a este medio digital. Buscaba una ventana para mostrar mis artículos, conectar con otras personas, hacer un camino en el área profesional. Me dijeron que sí, sin condiciones ni limitaciones, respetando mis ideas y la forma en la que veo al mundo. Mi primer artículo fue “Esta chica viaja sin pagar”. Esa respuesta ha sido una de las mejores cosas que me ha pasado desde que estoy en España. Se convirtió en un aliciente para no desfallecer e intentarlo cuantas veces sea necesario, porque para mi nada en la vida es cuestión de suerte, si no de nunca rendirse.

Mi admiración para quienes cada día luchan por ser escuchados, para los que nunca se rinden y sobre todo para los ´dadores de oportunidades´ esos que sin conocerte, se arriesgan con un SI y te abren la puerta para que demuestres de qué estás hecho.

Betty Hernández.

Betty Hernández
Betty Hernández
Periodista, locutora y migrante. Experta en escritura digital, periodismo institucional, radio y redes sociales. Es venezolana, de padre canario y madre portuguesa, vive en Granada desde 2019.

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