No hace falta hablar de Ucrania cada vez que nos toque comentar la terrible situación por la que atraviesa el mundo entero. A Ucrania lo que le hace falta es ayuda; económica, social, militar…,y al mundo adoptar criterios comunes a fin de obtener los beneficios que nos prometía el progreso y las democracias, pero que la partitocracia y unos cuantos gañanes (muchos) empoderados se han encargado de destruir, eso sí, sin olvidar repartirse sus beneficios. Lo malo es que seguimos votándoles y manteniendolos ahí.
El poder adquisitivo de los ciudadanos medios, y también de los más pobres, ha experimentado un fuerte retroceso en las últimas décadas hasta perder 9 puntos. Esta circunstancia nos obliga a preguntarnos que es lo que están haciendo por nosotros aquellos que nos prometieron estabilidad, progreso y desarrollo.
Pero no podemos actuar como el presidente Sanchez y culpar a Rusia de todo. Los precios llevan mucho tiempo descuadrados de nuestro poder adquisitivo a causa de los fallos de un sistema que ha permitido, y a veces fomentado, la especulación, facilitando el acceso al poder económico en todas las áreas a los más poderosos; léase bancos, grandes empresas de alimentación, confecciones etc y las “empresas” o personas físicas que inundan el mundo de los conmodities intentando ganar sabrosísimas comisiones y en cuyas operaciones siempre aparecen como champiñones comisionistas en ambas partes (venta y compra) que encarecen descomunalmente el producto comercializable.
Nos suben el aceite de girasol de forma espectacular, y nos llevamos las manos a la cabeza, pero los que lo tenían almacenado lo han subido a pesar de que lo habian pagado al precio antiguo, y de esta forma obtienen pingües benefícios. Los carburantes “curiosamente” se han agotado muy pronto en algunas gasolineras…¿un poco raro verdad?.
Las tragedias y calamidades humanas vienen siempre acompañadas de la activación del ingenio de algunos y de los más bajos instintos de otros, a los que no les importa el sufrimiento de nadie.
Pero eliminar fronteras y abrir mercados tiene también sus inconvenientes, y ahora estamos sufriendolos no solo por su calidad de tales, sino por la gestión endeble e interesada de aquellos en la que los incautos que seguimos votando hemos confiado el destino de nuestras vidas y el enriquecimiento de las suyas.
Dicen los expertos que intervenir militarmente en el conflicto provocaría la III Guerra Mundial y acuden a la diplomacia a pesar de que esta última sea inútil y Putin se la pase por el arco del triunfo.La excusa de no ayudar a Ucrania “por que no están en la Alianza” me suena a aquél chascarrillo del casino de Lepe, que estaba ardiendo y el conserje no dejó pasar a los bomberos “porque no eran socios”(perdonenme los habitantes de Lepe, el conserje y el casino también podrían ser los de mi pueblo).
Pero se equivocan, la III Guerra Mundial está en marcha desde hace tiempo, aunque con otro formato, y como sigamos así no nos va a hacer falta que nadie apriete el botón, vamos a morir antes sin podernos calentar, ni echar gas-oil, ni comprar aceite (de ningún tipo porque cuando no haya de girasol subirá el de oliva aún más). La ambición desmedida de unos cuantos y la vergonzosa corrupción de la clase política mundial es otra bomba atómica que está explotando poco a poco.
Miguel Ángel Sesarino.