El agente acusado de quedarse con 50 euros de un detenido lo niega: “Sería un plan muy truculento”

La defensa del agente de la Guardia Civil acusado de apoderarse de 50 euros de un hombre que fue detenido y trasladado al acuartelamiento de Níjar (Almería) ha rechazado las acusaciones contra su cliente al considerar que no ha quedado acreditado tan siquiera que el acusado supiera de la existencia del dinero que le fue retirado en un primer momento al arrestado, el cual fue introducido en una bolsa de custodia que quedó abierta y en la que, según los agentes actuantes, se introdujeron 150,09 euros de los que, en el momento de su devolución, solo aparecieron cien.

“Sería un plan muy truculento para 50 euros”, ha afirmado el letrado de la defensa al entender que, según se desprende de la declaración de los once testigos y el propio acusado durante el acto de juicio que se ha celebrado en la Sección Segunda de la Audiencia Provincia de Almería, el acusado no llegó a sustraer ninguna cantidad de dinero, por lo que ha interesado la libre absolución del guardia civil encausado.

Por su parte, la Fiscalía de Almería ha mantenido su petición de cinco años de prisión y seis años de inhabilitación para cargo o empleo público por un delito de un delito de infidelidad de custodia de documentos como medio para cometer un delito de falsedad, así como 23 meses de multa a razón de diez euros diarios por ambos así como por un tercer delito de apropiación indebida.

La fiscal sostiene que fue este agente quien “se aprovechó del cambio de turno” así como de la “inexperiencia” de un guardia alumno, quien solicitó ayuda para saber cómo debía proceder con la bolsa de custodia, para cambiar la diligencia de retirada de pertenencias y reflejar en ella que contenía 100,09 euros en lugar de los 150,09 que, según tres testigos, aseguraron contabilizar tras la detención.

Este mismo guardia alumno ha confirmado que, tras recontar en presencia del agente el dinero, este tiró la bolsa de pertenencias original y “una hoja” que, conforme el relato fiscal, se presupone como la diligencia de pertenencias del arrestado. Así, ha expresado las “dudas” que surgieron al no coincidir los importes inicialmente declarados y el que figuraba en el saco, toda vez que ha confirmado que, tras acudir a su puesto, el agente volvió con “dos documentos” relativo a las pertenencias y las huellas del detenido, quien estaba en los calabozos.

“Me dijo que la tenía que firmar yo porque tenía ese servicio y era el responsable del papel y las pertenencias”, ha explicado antes de detallar que fue el acusado quien pasó con el detenido para que firmara de nuevo las diligencias, de modo que estuvieron separados “por el pasillo” que había entre la estancia del detenido y el cuarto de puertas del cuartel.

El propio perjudicado por la pérdida del dinero, quien ha rechazado a ser indemnizado de algún modo y ha ratificado que en el momento de su detención llevaba 150 euros, ha relatado que un agente con el mismo aspecto que el acusado lo sacó de los calabozos por la tarde, una vez ya había entregado sus cosas, y le hizo firmar de nuevo unas hojas que no leyó. “Me dijeron que tenía que firmar después de que viniera mi abogado, no me explicaron para qué era”, ha dicho.

El abogado de la defensa ha rechazado en cualquier caso que a su patrocinado se le pueda acusar de un delito de infidelidad de custodia dado que él “no tenía responsabilidad en ese documento” dado que él se encontraba en el cargo de atención al ciudadano y no actuó como guardia de puertas, sino que acudió en auxilio del agente responsable.

Del mismo modo, ha incidido en que no ha sido posible demostrar el delito leve de apropiación indebida, derivado de la presunta apropiación de los 50 euros al tiempo que ha desdeñado que su actuación en cuanto a la redacción de una nueva diligencia pudiera encuadrarse en un delito de falsedad en cuanto a que se hacía en relación al contenido de la bolsa y sabía que su actuación “iba a quedar grabada”.

Sin embargo, la Fiscalía ha incidido en que, en base a las declaraciones prestadas por los agentes, ha quedado demostrado que el acusado tiró la bolsa original que contenía las pertenencias del arrestado “sin avisar” a los agentes actuantes ni alertar “de ninguna incidencia” a sus superiores pese a las “dudas planteadas” por las contradicciones entre el contenido del saco y las diligencias ya aportadas.

Asimismo, ha apuntado que fue él quien “hizo firmar nueva diligencia de retirada de efectos” tras “tirar la hoja y bolsa a la basura” de modo que “se quedó con 50 euros” sin contar con que se iba a producir una “discordancia de datos recogidos”. “Fue el único agente que no hizo una papeleta sobre los servicios de ese día”, ha apuntado la fiscal, para quien el acusado incumplió el protocolo de actuación.

A pesar de que la defensa ha señalado que el acusado mantiene su trabajo en términos de normalidad en el puesto, donde desempeña sus funciones cotidianas sin que fuera suspendido ni relegado, la Fiscalía ha incidido en la declaración del comandante del puesto de Níjar, quien ha especificado que el agente fue amonestado “verbalmente” tras reconocerle que había hecho una nueva hoja de retirada de efectos y había cambiado la bolsa, tirando la original a la papelera.

Si bien la hoja de retirada de efectos original “no apareció”, si lo hizo la bolsa primigenia que fue introducida en el despacho del comandante del puesto, de donde posteriormente “despareció”. “Alguien entró en mi despacho, cogió la bolsa y la hizo desaparecer”, ha indicado el comandante, quien ha reconocido que en otras ocasiones han desparecido otros efectos en el acuartelamiento y quien ha detallado que había otras llaves de su oficina en un despacho con material al que llegó entrar al acusado “a por folios”. El juicio ha quedado visto para sentencia.

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