El Juzgado de lo Penal 1 de Granada ha condenado a una madre a 29 meses de prisión como autora de un delito continuado de denuncia falsa y de otros dos delitos contra la integridad moral después de que denunciara nueve veces a su exmarido acusándole de abusar sexualmente de la hija que tienen en común, a la que tendrá que indemnizar ahora en 20.000 euros por daños morales.
En la sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press y contra la que cabe recurso, también se condena a la acusada a indemnizar en otros 20.000 euros a su expareja, del que se separó en 2017; aunque fue a partir de que éste solicitara en 2018 dentro del proceso de divorcio el régimen de custodia compartida cuando comenzaron las denuncias.
La jueza recalca que todas estas denuncias por parte de la madre contra el padre de la menor provocaron en todos los casos actuaciones procesales que acabaron siendo archivadas por no hallarse “ningún indicio de veracidad” de los hechos denunciados atendiendo a las conclusiones de todos los informes forenses existentes en la causa.
De hecho, los diversos reconocimientos, entrevistas y exámenes ginecológicos, nueve en total, “provocaron en la menor fobia al hospital y personal sanitario”, así como miedos, llantos y sollozos hasta el punto de que algunos no se pudieron completar por el sufrimiento que manifestaba la niña. También se vio afectada su estabilidad psicológica y al rendimiento escolar”, debido a sus ausencias injustificadas a clase, lo que motivó que el colegio iniciase el expediente de absentismo escolar, que luego quedó archivado.
Coincidiendo con el periodo en que se producían las denuncias, llegó al círculo de personas cercanas del padre –que ejercía la actividad de profesor– el rumor de que estaba siendo denunciado por abusos a su hija, lo que provocó reacciones de los padres del colegio y del círculo de amigos desagradables e incómodos, siendo increpado en público y afectando a su estabilidad emocional, tranquilidad y sosiego, tanto por dichos rumores, como por la situación de estar privado de la compañía de su hija por largos periodos.
La jueza Isabel Miñán García expone en la sentencia, que avanza este viernes el diario ‘El Mundo’, que “desde que la menor tenía dos años la madre tenía conocimiento de que su hija tenía vulvovaginitis, como queda acreditado con los diversos informes de los pediatras y en las consultas oportunas donde la madre siempre estaba presente y teniendo conocimiento del tratamiento, que era entre otras cosas, una crema, por lo que no es creíble que no tuviera conocimiento de dicha afección”.
Durante el juicio, que se prolongó durante nueve horas, la acusada dijo que “su única intención era proteger a su hija”. Advierte la jueza de que nueve denuncias archivadas “no pude suponer en modo alguno no ser consciente de lo que se ha hecho” pues “habiéndose producido archivos, continuaba con las denuncias, de forma reiterada, por lo que demuestra que era plenamente consciente de lo que hacía y más teniendo conocimiento de las infecciones que la menor sufría desde pequeña y conocedora del tratamiento que debía cumplir”.
El informe forense a raíz de una de las primeras denuncias determinó de hecho que “no es protección a la niña acudir continuamente al Servicio de Urgencias para denunciar supuestos abusos sexuales, y, en cambio, no asistir a la pediatra de cabecera para tratar la afección de la menor”.