A raíz de la ya famosa sentencia de Gerona por la que se obliga a una aseguradora (segurcaixa) a abonar a una pizzería una indemnización por los días que estuvo cerrada por confinamiento, hemos tenido la oportunidad de volver a acercarnos a decenas de hosteleros que quieren reclamar, y la situación es dramática.
Si al finalizar el confinamiento duro la percepción en los empresarios españoles dejaba entrever optimismo, nuestra sensación ahora es justo la contraria, mucho miedo y pesimismo en un tejido empresarial cuyas espaldas no pueden cargar con las obligaciones que -parece que arbitrariamente- les imponen.
No es para menos, según el INE la tasa de paro se situó al finalizar 2020 en el 16,13%, porcentaje más de dos puntos superior al de 2019 y eso sin contar a los trabajadores en ERTE que no van a tener empresa a la que volver.
A pesar de los más de 4 millones de parados (que se dice pronto) la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, sostiene que los datos son “positivos” y esto es lo que hace temer a los empresarios, que no entienden como a pesar de las restricciones a la movilidad y la ausencia de turismo internacional los políticos ven las cifras como positivas.
Por eso son ya miles los españoles que buscan el apoyo económico, afectivo y moral en familiares y amigos, en lo que parecen ser brotes verdes de recuperación de los valores españoles.
Y es que no deja de sorprenderme como aquellos que tenemos cerca, y a los que apenas vemos, se dejarían clavar un puñal de acero en el pecho por ayudarnos. Entre mis amigos puedo presumir de hombres y mujeres de alta catadura moral, de esfuerzo y valores, de ganas de salir adelante y ciscarse en la clase dirigente que solo piensa en comilonas y coches oficiales mientras los españoles sufren miseria y ruina.
Les puedo contar el caso de un buen amigo, padre de un niño con TADH, que se desvive por ofrecerle las mejores oportunidades de futuro. O esos amigos que cada mañana se ponen un uniforme azul o verde y van a la calle a dejar que -literalmente- les partan la cara por España, aguantando estoicamente los desprecios de nuestros gobernantes. O les puedo hablar de esos amigos que aguantan a tu lado en tiempos duros, y a los que hace ya 30 veranos, nos dijo un cura que nuestra amistad no iba a durar, por cabrones. También les puedo contar el caso de un amigo que siendo un imberbe y tras fallecer su padre se tuvo que poner el traje de padre de familia y tirar del carro, o de ese otro amigo que es más duro que una roca, que igual corre maratones que se va a competir a Japón, a la cuna del Judo, y va y gana. También tengo amigos con un corazón tan grande que aún sabiendo que no tienes razón están a tu lado y te dan su afecto y su cariño, los he conocido a lo largo y ancho del mundo, son Españoles, Italianos, Egipcios, Rusos, claro es que antes se viajaba.
Y cuando veo a los malditos políticos con su oratoria facilona, su sonrisa chulesca de medio lado y su desprecio hacia el pueblo al que debían lealtad, miro a mi lado y me vengo arriba, es imposible fallar porque tengo cerca a los mejores. Y es que con la ayuda de Dios y estos amigos… ¿a quién temeré?
Antonio Estella