La paradoja está planteada: vivir en la ciudad demanda permanentemente un mostrarse, un venderse, desde el punto de vista estrictamente estético, a la vez que conlleva, según Heidegger, al riesgo de perder el interés por la pregunta por el ser (el riesgo de perder "autenticidad"). La mismidad se encuentra en la soledad que nos acerca a las cosas justamente porque nos estaríamos alejando de ese ser uno más, o en otras palabras, ser cualquiera entre tantos. De esta manera, ser yo mismo ante mi mismo me abre a la posibilidad del pensamiento cabal acerca de un otro que es conmigo.
Podemos extraer distintas conclusiones difícilmente cuestionables y todas ellas absolutamente negativas de las pasadas elecciones. Siendo la conclusión a la que podemos llegar es...